Toluca, Méx.- Teresa Montaño, periodista mexiquense, quien hace unos días sufrió un secuestro exprés y el robo de su patrimonio, envía un mensaje hace la comunidad periodística y exige justicia a las autoridades estatales.
A continuación la misiva:
17 de agosto de 2021
Queridos y queridas compañeras, quisiera expresarles mi gratitud por la gran solidaridad y apoyo que me brindaron estos días tan difíciles para mí y mi familia.
He vivido las horas más obscuras de mi vida, pensé que moriría, me despedí por si acaso, dí las gracias al Señor por la vida que me regaló y puse el futuro de mis hijos a su cuidado. Tuve un gatillo frente a mí y sentí el terror de que fuera pulsado en cualquier segundo. Sentì en el aire, en la oscuridad y en cada poro la soledad profunda de las víctimas de este país. Tres horas de abandono absoluto a la voluntad de personas profundamente dañadas. Narrar los detalles me llevaría mucho espacio y tiempo y revivir el terror de nuevo, por eso no lo haré. Perdí parte de mi patrimonio construido en 30 años como periodista y que no es mucho. Mi viejo Chevy , mi laptop que era regalo de una organización de periodistas mujeres (dos equipos viejos màs), mi celular viejito -el único que tenía- y parte del dinero con el que se sostiene ObserverMex, siempre al filo de la bancarrota, cómo desde el principio pues.
También parte de mis archivos se perdieron para siempre, entrevistas, y documentos de al menos dos investigaciones en marcha y de trabajos documentados y ya publicados. Pero también se llevaron mi calma, mi paz y hoy vivo bajo la amenaza de que volverían por mi si denunciaba. Y lo hice.
Mi seguridad ahora depende de que las autoridades hagan bien su trabajo -sin premura ni simulaciones- y se me brinden garantías de seguridad absoluta para mí y mi familia. No quiero relaciones públicas, solo que hagan lo que deben. No creo en la seguridad y la justicia que se negocia. La justicia es o no.
En tanto quiero decirles que sus manifestaciones de apoyo y de indignación me arroparon en el momento más desolador.
Gracias a aquellas y aquellos que decidieron estar ahí, gracias por sostenerme, por no callar, por gritar fuerte, por apretar, por no aflojar, por ser valientes, por resistir y no echarse para atrás; por su voz y su indignación. Por apreciarme y sostenerme cuando a mí las fuerzas se me acabaron para hacerlo, cuando peor pensaba que mi trabajo ha sido un maldito despropósito y que estos años de empuje un loco suicidó a réditos, un sueño imposible vendido a esos locos y locas periodistas de este país, que no quieren dejar de soñar.
Gracias porque el coraje de quienes no se dejaron intimidar, me sostuvieron en su enojo, a sabiendas de que la o el próximo podría ser cualquiera y porque han mantenido la exigencia de seguridad y justicia para mí y los míos, que son ustedes.
Gracias por su luz.
Oró también para que en este país los periodistas dejemos de ser nota en la sección roja y para que todas las víctimas tengan un acceso expedito a la justicia y no estén solas; oró para que el periodismo en este Estado de México se consolide en libertad e independencia, enfocado en el servicio a los ciudadanos. Siempre.
Los abrazo a todos y todas.
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