Agencia MANLToluca, Méx.- Cuando al adulto mayor se prescribe una dieta o plan nutricional debe ser tomada en cuenta su condición física, mental y social, así lo aseguró, Filiberto Pérez Serrano, jefe del Departamento de Nutrición del Hospital Materno Infantil del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM).
En el Primer Foro Interinstitucional de Envejecimiento, realizado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México (DIFEM), Filiberto Pérez dictó la conferencia Nutrición en el Adulto Mayor, en la que explicó que entre los 30 y 40 años de edad se alcanza el máximo de la altura corporal, la cual empieza a disminuir a razón de cinco milímetros por año, a partir de los 50, situación que se acentúa en las mujeres, debido al climaterio que frena la captación de calcio.
En relación al peso, precisó que éste alcanza su máximo a los 50 años; en tanto que el tejido graso aumenta entre 15 y 30 por ciento entre los 40 y los 55 años; y entre los 30 y los 80 años se pierde masa muscular, en un porcentaje de 30 a 40 por ciento.
En cuanto al sistema inmunológico, se presenta una disminución de linfocitos T, por lo que aumentan las probabilidades de infecciones, sobre todo de vías respiratorias. Después de los 30 años de edad, el organismo empieza a requerir menos energía para la realización de las actividades diarias.
En este sentido, disminuye el metabolismo y el apetito, así como el vaciamiento gástrico, por lo que es conveniente fraccionar la dieta hasta en seis momentos; también baja la sensación del sabor y del olor. Aunado a ello, se tiende al estreñimiento, porque se reduce la absorción de nutrimentos como la vitamina A, D, B6, tiamina, ácido fólico, calcio, hierro y zinc.
Por ello, el ponente enfatizó en la necesidad de tomar en cuenta los aspectos integrales del adulto mayor y evaluar su estado nutricional, físico y social, para determinar un plan alimentario que responda a sus necesidades y posibilidades materiales.
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