* También solicitaron la división de la SEMOVI en dos áreas: una enfocada en la movilidad y otra dedicada a la infraestructura.
CRONISTA
Toluca, Méx.- Líderes transportistas del Estado se reuníeron para lo que muchos consideraban una conferencia de prensa decisiva. Al frente, Miguel Ángel Colín y Manuel Gutiérrez, rostros ya familiares en el Movimiento de Transportista Mexiquense, tomaban asiento en medio de una sala llena de periodistas expectantes.
El primer golpe llegó rápido: “Pedimos la destitución de Daniel Sibaja”, dijo Gutiérrez con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Las cámaras enfocaron su rostro mientras los murmullos crecían. No era la primera vez que los transportistas alzaban la voz, pero esta vez, la exigencia de remover al secretario de Movilidad, Daniel Andrés Sibaja González, resonaba con una urgencia inusual. ¿La razón? Lo acusaban de un “nulo desempeño” en su cargo, una gestión marcada por la inacción y el descontento.
La lista de agravios comenzó a desplegarse. “Es intolerante y represivo”, sentenció Colín, describiendo a Sibaja como un funcionario incapaz de lidiar con los problemas que aquejan al sector. La voz de los transportistas no se limitaba a la queja; ofrecían soluciones. Entre ellas, la división de la Secretaría de Movilidad (SEMOV) en dos dependencias: una enfocada en la movilidad y otra en la infraestructura. “Es lo que necesitamos, como se hacía antes con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes”, explicaban. Esta era su propuesta para resolver lo que ellos consideran un caos generalizado.
Afuera, la vida continuaba como de costumbre. Pero dentro del salón, los transportistas lanzaban críticas contundentes. Acusaban a Sibaja de centrarse más en su presencia en redes sociales y en discursos vacíos que en resolver los problemas del transporte. Mientras tanto, el 95% de los autobuses, vagonetas y taxis permanecen en el abandono. La frustración de los líderes era palpable; el programa “Regularízate no te cuesta nada”, presentado con bombo y platillo en enero, se encontraba estancado, dejando a muchas unidades de transporte público sin regularizar.
La crónica avanzaba con un ritmo inquietante, como si cada palabra contuviera el peso de años de promesas incumplidas. Los líderes transportistas entregaron un documento a la Gobernadora Delfina Gómez, en el que exigían la destitución de Sibaja y la publicación de un acuerdo en la Gaceta que facilitara el acceso a los beneficios fiscales del programa de regularización. Además, propusieron la creación de Mesas de Resultados en cada región del Estado para abordar las necesidades específicas del sector.
Al final de la jornada, los transportistas no se retiraron con las manos vacías. “Estamos comprometidos con la ley y con la ciudadanía”, declararon, dejando claro que su lucha no era solo por ellos, sino por mejorar el servicio de transporte en el Estado.
Toluca, Méx.- Líderes transportistas del Estado se reuníeron para lo que muchos consideraban una conferencia de prensa decisiva. Al frente, Miguel Ángel Colín y Manuel Gutiérrez, rostros ya familiares en el Movimiento de Transportista Mexiquense, tomaban asiento en medio de una sala llena de periodistas expectantes.
El primer golpe llegó rápido: “Pedimos la destitución de Daniel Sibaja”, dijo Gutiérrez con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Las cámaras enfocaron su rostro mientras los murmullos crecían. No era la primera vez que los transportistas alzaban la voz, pero esta vez, la exigencia de remover al secretario de Movilidad, Daniel Andrés Sibaja González, resonaba con una urgencia inusual. ¿La razón? Lo acusaban de un “nulo desempeño” en su cargo, una gestión marcada por la inacción y el descontento.
La lista de agravios comenzó a desplegarse. “Es intolerante y represivo”, sentenció Colín, describiendo a Sibaja como un funcionario incapaz de lidiar con los problemas que aquejan al sector. La voz de los transportistas no se limitaba a la queja; ofrecían soluciones. Entre ellas, la división de la Secretaría de Movilidad (SEMOV) en dos dependencias: una enfocada en la movilidad y otra en la infraestructura. “Es lo que necesitamos, como se hacía antes con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes”, explicaban. Esta era su propuesta para resolver lo que ellos consideran un caos generalizado.
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Afuera, la vida continuaba como de costumbre. Pero dentro del salón, los transportistas lanzaban críticas contundentes. Acusaban a Sibaja de centrarse más en su presencia en redes sociales y en discursos vacíos que en resolver los problemas del transporte. Mientras tanto, el 95% de los autobuses, vagonetas y taxis permanecen en el abandono. La frustración de los líderes era palpable; el programa “Regularízate no te cuesta nada”, presentado con bombo y platillo en enero, se encontraba estancado, dejando a muchas unidades de transporte público sin regularizar.
La crónica avanzaba con un ritmo inquietante, como si cada palabra contuviera el peso de años de promesas incumplidas. Los líderes transportistas entregaron un documento a la Gobernadora Delfina Gómez, en el que exigían la destitución de Sibaja y la publicación de un acuerdo en la Gaceta que facilitara el acceso a los beneficios fiscales del programa de regularización. Además, propusieron la creación de Mesas de Resultados en cada región del Estado para abordar las necesidades específicas del sector.
Al final de la jornada, los transportistas no se retiraron con las manos vacías. “Estamos comprometidos con la ley y con la ciudadanía”, declararon, dejando claro que su lucha no era solo por ellos, sino por mejorar el servicio de transporte en el Estado.
Las cámaras se apagaron, los micrófonos se guardaron, pero la exigencia quedó flotando en el aire: destitución y cambios urgentes en una secretaría que, según ellos, había fallado en su misión.
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