Agencia MANLToluca, Méx.- Marcos Zamora Sarabia, director de Prevención y Bienestar Familiar del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México (DIFEM), informó sobre la XIII Semana Estatal de Salud Mental, con el objetivo de contar con programas y servicios que garanticen una atención adecuada, además de estimular a la sociedad para invertir tiempo en alcanzar una buena salud emocional.
Lo anterior, derivado del interés de la directora general del organismo asistencial, Lucila Orive Gutiérrez, para unirse a la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, que es el 10 de octubre, mediante jornadas académicas bajo el lema El gran empuje: invertir en salud mental.
Los conferencistas compartirán sus conocimientos con el objetivo de mejorar el desempeño de los especialistas del DIFEM, y realicen sus funciones con humanismo, honradez, transparencia y eficacia, valores propios del actual gobierno mexiquense.
Zamora Sarabia, refirió que desde hace 13 años, la dirección de Prevención y Bienestar Familiar, organiza jornadas de salud en la materia en diferentes municipios, pues merecen atención aquellas conductas que conllevan a la indiferencia y destrucción en las relaciones interpersonales, así como en la productividad y el bienestar humano, que afectan la calidad de vida.
En su intervención, Gabriela Manjarrez Domínguez, subdirectora de Salud Mental de la Dirección de Prevención y Bienestar Familiar del DIFEM, hizo un llamado para seguir sumando esfuerzos en pro de la promoción de la salud mental en la entidad mexiquense.
Por su parte, Javier Margarito Serrano García, director de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México, señaló que de acuerdo a la política social, los trastornos mentales se relacionan con la pobreza, que frena el desarrollo de las personas, y por lo tanto el de los núcleos familiares.
El especialista precisó que la persona con buena salud mental tiene la capacidad de hacer uso de sus habilidades emocionales y cognitivas, asumir sus funciones sociales y responder adecuadamente a las demandas ordinarias de la vida cotidiana.
Alertó que se contempla un incremento en el índice de enfermos mentales por factores como la pobreza, la violencia, aumento en el consumo de drogas y el envejecimiento, entre otros, por lo que es clave atender a los individuos en sus dimensiones emocional, biológica y social.
Destacó la importancia de la formación de potencial humano que está al frente de los programas de atención a los problemas emocionales; el gran reto es invertir en salud mental.
En su momento, Fernando López Munguía, presidente de la Asociación de Psiquiatría Mexicana, dijo que en México se destina 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto en salud mental, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda un porcentaje mínimo de 6.0 por ciento.
Detalló que el costo de los tratamientos es elevado, y la enfermedad mental no tratada tiene cuesta aún más; por ejemplo el trastorno bipolar, que atañe aproximadamente a 1.5 por ciento de la población, afecta la productividad de las personas que lo padecen, pues causa incapacidad médica, problemas laborales y familiares, educación inconclusa, hospitalización frecuente, entre otros.
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